He encontrado una mujer. Una mujer rota y descompuesta como yo. Asumo nuestro encuentro no ha sido coincidencia y el hecho de haber estado en el mismo lugar y a la misma hora debe ser indicativo de algo, de ese algo que muchos queremos ignorar sobre el destino y las diferentes lineas que cruzan una con otra entre nuestras vidas. Ahí en la tierra, abandonada y podrida, sin animos de continuar. Caminando por caminar, comiendo por comer, respirando por respirar. Manteniendo la apariencia de una mente sana bajo este cuerpo rutinario. Atenido a sus horarios, sus costumbres y necesidades fisiologicas iguales a la de los demás. Ahora que ha llegado el momento de separarnos y de contemplar en la distancia nuestra caótica relacion, creo entender cuales han sido nuestras carencias. Esas que aun en el intento surgieron una y otra vez en cada pelea y que simplemente el tiempo no ha sanado. Deseando incansablemente encajar en esta sociedad radical y apática a nuestra situacion de invalidos me