Ir al contenido principal

¡Callate, tu estás tonta !

 El recuerdo de una cómica e inmemorable tarde comienza al rededor de las 12 del día. Como siempre, Itzia y sus hermanos gustaban de su tiempo libre en la parte trasera de la veterinaria de sus padres. Como era lo usual, no había vigilantes presentes ya que se entiende "los niños ya saben cuidarse". A lo lejos podían escuchar el traqueteo de ollas y cucharas moviéndose en la cocina, su abuela comenzaba con tiempo a cocinar la comida de esa tarde y como también ya era costumbre se perdía entre los olores, sabores y prisas. Los ladridos de los perros excitados por los gritos de los niños, los carros a lo lejos que transitaban por la calle y el timbre de la puerta principal del negocio que no dejaba de sonar con su horrible tintineo. 

Manuel de 6 años, se mantuvo sentado en su esquina favorita, ahí donde alcanzaba a dar más sombra a un costado del tanque de gas, entretenido en su caja repleta de legos para niños pequeños. Itzia de 8 años, la mayor de los tres, corría de un extremo a otro, intentando retarse a sí misma en su velocidad: -Esta vez seré más rápida-, teniendo cuidado siempre de no tropezar con Manuel y los charcos de agua que se hacían después de lavar y tallar el suelo. Mauricio de 5 años, se preparaba dentro de casa para jugar con sus hermanos, pero por una razón en especial había decidido que ese día, era el idóneo para estrenar esa capa de Spider-man que su papá había comprado en el sobrerruedas. Estaba decidido, en su pequeña cabeza y de gran imaginación no cabía duda, ¡Ese día podría volar y columpiarse como Spider-man lo hacía "en la vida real"! Se colocó sus guantes, su gorro pegado a una capa con los colores rojo, azul y negro, dejando solo a la vista los pequeños ojos negros. La realidad de las cosas es que el personaje de Spider-man nunca utilizaba capa en las caricaturas, ¡Pero vaya!, ¿Qué importa eso para un niño pequeño? ¡Ese día Mauricio volaría y sorprendería a todos con su gran hazaña!

Salió de la casa de dos pisos, y se decidió a brincar la barda que dividía su casa con la veterinaria. Esa barda era una "salida temporal", siendo una casa de renta, en realidad sus padres tenían prohibido realizar cualquier modificación a la estructura del inmueble. Pero había un inconveniente, y es que para salir de su casa, había que abrir y cerrar el candado de la puerta trasera, caminar por un pasillo de media cuadra, abrir y cerrar con llave la puerta peatonal, para por fin salir a la calle principal y entrar al negocio de sus padres por la puerta delantera.

-¿Por qué no mejor... hacemos un hoyo en la pared?- Dijo su papá, imaginando así, los valiosos minutos que se ahorraría cada que llamaran por teléfono para una emergencia en la noche. -Así, me brinco la barda y llego en chinga a atender a la gente-

-Como tu quieras Meño- contestaba su esposa - No más no se vayan a caer los niños un día de esa barda-

-¡No! ¡¿Cómo crees morra?!, nomás tenemos cuidado con ellos- Respondió muy confiado de sus angelicales hijos, como si nunca tuvieran accidentes.

Fue así como el hoyo en la pared se origino, todos los días, tanto los padres de Itzia, como sus hermanos y visitas, acostumbraban a brincar la barda de más de un metro de altura con la ayuda de un pequeño banquito tanto del extremo de la clínica, como del lado de la casa. 

Mauricio trepó por el banco del lado de su casa, se sujeto con fuerza de la barda y la subió como pudo. Se paró de pie sobre los bloques de concreto (siento estos parte de la estructura del muro) y mientras lo hacía, Itzia detuvo su enérgica carrera para gritarle:

-¡Bájate de ahí, te vas a caer!. ¡Le voy a decir a mamá y papá que te estás brincando la barda solo y te van a regañar! ¡Te vas a caer tonto!- En realidad Itzia no estaba muy consciente del riesgo que podía ser para su hermano menor, ella solo hacía su trabajo de pone dedo e incluso esperaba sus papás la escucharan y de alguna forma mágica aparecieran justo en el momento en que Mauricio subía la barda, le darían un fuerte regaño ¿Y cómo no? Tal vez hasta una fuerte nalgada por desobediente. Pero eso no pasó, de hecho Mauricio aún confiado de sus nuevos poderes le contestó:

-¡Cállate! ¡Tu estás tonta! ¡Mi papá me regalo esta capa!- Grito Mauricio en su defensa. Era de esperar que lo mas ingenioso que podía decir a su corta edad era regresar la misma palabra ofensiva que acababa de recibir de su hermana, como si eso lo hiciera por un momento más inteligente y astuto, aunque todo lo contrario, denotaba aún más su inocencia. Estiro sus brazos al frente y con una gran sonrisa y los ojos apretados grito tan fuerte como su pequeña voz le alcanzó: -¡VOY A VOLAR!- Dio un gran salto en dirección a la nada y como en cámara lenta, Itzia fue testigo de como la gravedad hizo su trabajo. Cayó al suelo, después de eso lo único audible al rededor fue el chillido de Mauricio (y ahora si) fue lo único que hizo reaccionar a la apurada abuelita. Tiro sus cucharas y ollas, apagó la estufa y salió corriendo de la cocina hacia la entrada, todo para encontrar a Mauricio tirado en el suelo llorando desconsoladamente.

-¡¿Qué te pasó mijito?!- Preguntó la abuela angustiada, aún sin entender cómo el niño había podido subir el banco solo y terminar tirado del otro lado. 

-¡ME CAÍ ABUELITA!- Gritó Mauricio -¡ESTA COCHINA CAPA NO SIRVE!, ¡LE VOY A DECIR A MI PAPÁ QUE LA REGRESE- gritó indignado mientras se levantaba sobándose las rodillas, los codos, la cara y el pecho. La trágica escena, se torno entonces en una de las mejores anécdotas que Itzia y su abuelita recordarían. Ambas soltaron la carcajada pensando en la tontería que acaba de hacer Mauricio y como realmente en su imaginación el juraba que volaría.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Total y rotundamente enamorada de ti.

Nos complementamos mi amor.  Somos uno solo.  Soy tuya y tu eres enteramente mío.  El orden de los factores no alterará el producto, esto ya me quedó totalmente claro.  Viviremos lo que tenga que pasar, sea bueno, malo, difícil, motivante... Pasa el tiempo y lo único que debemos hacer es maravillarnos de lo bien que la hemos pasado.  Te amo Javier. 

No pues si...

-Yo quiero hacer mi internado en el Hospital General, un lugar donde me negreen y me traten como basura- -¿Enserio?, ¿Y para qué quieres eso?- -Porque no quiero olvidar lo que estudio durante la carrera- -Pues yo no soy de esa idea. Yo cuando hice mi internado nunca hice ni una sola guardia, tenia mis fines de semana libres, trabajaba de lunes a viernes todo el día y tenía mucho tiempo para estudiar- -¡¡¿NUNCA HIZO GUARDIA?!!?- -No, todo mi internado me la pasé bien agusto. Ya para cuando entras a la residencia pues ahí si está difícil, porque tienes que aprender todo, literalmente TODO- -Que bien... pero ¿Dónde hizo su internado?- -En España- ... -Orale... -